domingo, 27 de marzo de 2011

me siento como la sopa del cocido de los domingos. rectifico, como la telilla que se queda sobre la sopa del cocido de los domingos. una vez más, siento que me estoy haciendo costra. me noto la piel durísima, y no es que se esté forjando en mi algo maduro y sólido. no he subido de nivel, no es eso. es que me estoy calcififando. llevo unos meses dedicando el tiempo a perder partes de mi. de mi, se me han olvidado ya muchas partes. y muchas de las que siguen conmigo, ojalá se me olvidaran. me encantaría que alguien me pellizcara, o me hiciera budú.
quizá ella podría hablarme de los alfileres, o de las cosquillas.
creo que llevo un río encima. quizá sea la sopa que hay debajo de la telilla. hoy fuimos a la playa y me pasé el rato pensando que iba a venir una ola gigante y nos iba a tragar, como le ha pasado a japón. he tenido hasta miedo por un momento. al llegar a casa me he dado cuenta de que el maremoto estaba en otro sitio.

miércoles, 16 de marzo de 2011

hoy te seguí soñando. bonito, como siempre. fue extrañamente gracioso. estábamos en mi cama sentados y te hice aquello de "cojinazo, ¿es de raso?, si de raso", como cuando jugábamos en la habitación del póker a la hora de la siesta. me mordiste la naríz y me besaste en la frente. todo había ido bien, y solo tenías rasguños. te abracé muy suave, para no hacerte daño, pero te sentí muy fuerte, a la vez. como el modo ese en el que te encargabas de querer a la gente.
luego me desperté.
hoy lo entendí todo. eras un astronauta-extraterrestre, ésto no estaba hecho para alguien como tú. este mundo es un sitio muy tonto, y no sé que estarás tramando, pero desde aquel día se acaba poco a poco. japón se ha caído casi entero, y como sigan haciendo cosquillas nos tiran el globo. el eje de la tierra se ha movido quince centímetros, me apuesto el culo a que fuimos tú y yo jugando con los cojines. cuba no se va a caer nunca, estáte tranquilo, yo me encargaré de eso, hemos comprado la salsa.
hoy por la mañana me acordé de las noches buscando erizos. pagaría todos las briscas y todos los tarros de café de arena, para llevarte conmigo a coger bichos después de comer, aunque se te ortigaran las rodillas y tu madre nos riñera por no ponernos gorra. dejaría de pensar que la excursión al prado de atrás "es una expedición de alto nivel", y conseguiríamos otro traje especial para explorar. te prometo que accedería a que vinieras, los saltamontes no serían un problema y las pitones gigantes se quedarían en casa, total fue el verano pasado cuando me enteré de que las víboras medían solo 15 centímetros de largo, y tenían el grosor de un boli bic. vaya timo de expedición. yo sería quien supervisara el viaje, eso si, cuestiones de tamaño. pero te prometo que podrías venir, aunque fueras tan pequeño como un ratoncito. y al acabar el trabajo duro, como siempre, iríamos a la tienda y te compraría un calipo y una coca cola de la que tiene cafeína, para que aguantaras un poco más despierto.